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Belén Bancaja - Belén (parte 3)

Este capítulo está dedicado a los manitas, a los que les gustan las costumbres de aquel tiempo, sus herramientas, sus artesanos, y a los que le gusta la historia sagrada, también. Nos detendremos en el centro del pueblo de Belén y veremos como vivían sus habitantes.

La plaza era el punto de reunión. En esta podemos ver el conjunto de personas que vivían, pasaban, trabajaban y jugaban.

Bancaja - Plaza Bancaja - Niños

  • En ella distinguimos, en su centro, el pozo, del que dos mujeres sacan el agua. Ya hemos explicado varias veces que este era el sitio de reunión de ellas, permitido por los maridos sin ser acompañadas, porque alguien tenía que traer el agua a casa. Unas señoras están de charleta sentadas en el  bancal que hay alrededor del pozo, de lo cual hay un detalle ampliado.

Bancaja - Pozo Bancaja - Pozo Bancaja - Pozo

Para los curiosos: era tan raro que un hombre llevara un cántaro de agua, que cuando Jesús envió a sus discípulos para que buscaran un lugar para celebrar la última cena, les dijo que buscaran a la entrada de Jerusalén una escena singular para ellos... os dejo que consultéis el NT. Veréis la sorpresa.

  • También un rebaño cruza la plaza con el pastor montado en su asno, que no burro.

Bancaja - Rebaño Bancaja - Rebaño

También vemos una alfarería, una herrería, un tenderete de venta de telas y unos niños jugando. La plaza está contigua al árbol bajo el cual el funcionario está tomando el censo. El árbol "de película" que veremos más adelante. Si miráis con cuidado, el conjunto de detalles en esta parte es muy completo.

  • De la herrería tenemos una pequeña colección de fotos, cinco sobre todo por el tema herramientas y costumbrista.

Bancaja - Herrería Bancaja - Herrería Bancaja - Herrería Bancaja - Herrería Bancaja - Herrería

  • De la alfarería, tenemos dos fotos. Y aquí nos detendremos para contar otro detalle costumbrista, relacionado con el cántaro de agua que llevaba aquel hombre más arriba.

Bancaja - Alfarería Bancaja - Sombrajo

  • En efecto, veis que la casa del alfarero tiene un sombrajo. Ya hemos explicado con mucho detalle para que servía: era el segundo punto de reunión de las mujeres que, como en la fuente, a través de las terrazas se comunicaban con sus vecinas, sin la presencia del marido necesariamente, pero con su permiso ahí arriba. De esto hemos hablado mucho ya, y quien se lo haya perdido, que busque en el Foro el Belén parroquial de Geni2005.
  • También se utilizaba para reunir a los amigos, de él, claro, y discutir la "jugada del día".
  • Estos altillos acostumbraban a tener a veces una escalera exterior que los comunicaba con la calle, de hecho era lo más frecuente según los estudiosos, por simple facilidad constructiva. Algunas veces se cerraban un poco y se utilizaban, ya no como sombrajo, sino como habitación de tránsito, por la hospitalidad intrínseca en la mentalidad del pueblo judío, y se alquilaban también para celebraciones. Pues bien, ahí, en uno de estos "cenáculos", independientes de la casa, es en donde con toda probabilidad se celebró aquella última cena de Jesús. Es decir, en un ambiente mucho más restringido y sencillo que el del famoso cuadro de Miguel Angel, que tanto follón ha causado últimamente y que tanto ha impresionado a las buenas e ignorantes gentes que se lo han creído.

    Por su importancia histórica y religiosa, aunque no lo parezca en ciertos momentos, por lo que voy a relatar, querría resaltar otro uso u aplicación de estas terraza o sombrajos, para que veamos que no han cambiado tanto los tiempos. En efecto algunas mujeres de clase media tomaban el sol desnudas en ellas. Las otras no tenían tiempo para esto.

    Esto fue el origen del gran pecado del Rey David y  uno de los mayores castigos que recibiera un gran Rey como David. En efecto paseando por su terraza vio a Bethsabé, esposa del guerrero Uría, tomando el sol. Se enamoró locamente de ella, le mandó recado y ...ya sabemos lo que pasó. Después mandó poner a su esposo en primera línea de batalla para que lo mataran. Este fue el gran pecado de David, aunque Dios le perdonó posteriormente, y le castigó a que fuera su hijo Salomón quién engrandeciera el reino y levantara un gran templo y no él.

    Alguno se preguntará cómo habiendo pecado tan fuertemente ante Dios, se tiene tan buen recuerdo en la Biblia de este gran rey y está tan bien tratado por el cronista. Pues es muy fácil, esta parte se escribió en tiempos de Salomón su hijo y ¿quién se atrevía a poner a caldo al padre del gran rey Salomón? Pero lo contaron.

    Tenemos una maravillosa pintura de este hecho por Rembrandt, Bethsabe con la carta del rey David, en la que como curiosidad  1)debido al tiempo en que fue pintado y 2) en un ambiente centroeuropeo, se destacan anacronismos encantadores: a) está dentro de una casa, desnuda con su criada y casi a oscuras, con lo que resulta difícil entender que la hubiera visto desde su palacio y b) está leyenda el recado (carta) que le enviaba el rey David invitándola a acostarse con él, cuando no sabía leer y c) la carta está en formato papel, que no existía. Claro que la señora representada tampoco podía ser Bethsabe, tan rolliza ella como imperaba en el estilo de entonces en la pintura. Pero la pintura es una joya de arte, famosa sobre todo por la mueca de Bethsabe al enterarse de lo que le pide/exige el todopoderoso Rey David. ¡Qué tiempos, Dios mío!

Bethsabe

 

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